miércoles, 24 de noviembre de 2010

I

Es noche cerrada, la luna se alza sobre el oscuro cielo y solo unas pocas nubes estropean la maravillosa vista de las estrellas.

Bajo las escaleras del portal, tengo las piernas entumecidas de estar horas sentado. El aliento me huele a tabaco y cerveza. Abro la puerta de un tirón y una brisa helada me golpea el rostro. Debemos de estar a 5 o 6 grados. Las noches son frías aquí.

Saco un cigarro de mi paquete de Lucky Strike y lo enciendo. Aspirando una calada observo a mi alrededor.

La calle está oscura, solo unas farolas alumbran. Hay coches aparcados a los dos lados, todos coches viejos. Un barrio viejo. Las losas de la acera resbalan y la humedad recubre el ambiente. Cae el rocío. Y el silencio lo invade todo, dañando mis malacostumbrados oídos.

Empiezo a andar hacía un amplio paseo lleno de árboles. Cerca está la estación de trenes -llena de mendigos y drogadictos, como casi todas hoy en día- esta zona no es buena para pasear a estas horas.

Mis pasos resuenan en la calzada. Aquí el empedrado resbala más y tengo que ir con cuidado. En la esquina un hombre duerme en el suelo, el pobre se va a helar. Aun no sé como han permitido que la gente llegue a esta situación.

Al llegar a la Avenida Principal miro hacia los dos lados, tengo que andarme con cuidado, a estas horas hay muchas bandas de jóvenes, bandas muy agresivas que están a favor del gobierno. Muchas de ellas pagadas por el mismo gobierno, aunque ellos lo desmienten -claro está-.

No se ve a nadie, ni a nada. Mi casa está un par de calles más arriba así que aligero el paso. Al llegar frente a la tienda del señor Zeng, un chino muy simpático, veo las pintadas en la pared. Dos "S" con forma de rayo, símbolo usado por las Waffen SS. Esto se ha convertido en un país de locos desde que la democracia nos enseñó el derecho que tenemos los ciudadanos, ninguno.

Pienso cuando empezó todo esto. Fue hace cuatro años, cuando la crisis estaba en su punto más terrible y el gobierno no hacía nada para solucionarlo. El paro aumentó, y el estallido de la guerra en Asia puso nerviosa a la gente. Vandalismo, robos, secuestros, el gobierno tenía que hacer algo; y la medida que tomó fue más radical de la que esperábamos. Le dio poder a los militares para que se desplegaran por las ciudades, para controlar a las masas.

Todo parecía haberse calmado hasta que ocurrió el atentado...

Un grito en la calle distrajo mis pensamientos, provenía del callejón cercano a mi casa. Me arriesgaba a que me dieran una paliza de perro, pero alguien podía necesitar mi ayuda. Armándome con el poco valor que tengo me acerco a la boca del callejón, me pego contra la pared y me asomo; dos sombras agarran un bulto contra la pared, una persona quizás. Una voz pidiendo clemencia, una voz de mujer.

Hijos de puta. Sacando mi navaja me lanzo contra esa escoria, el que tengo más cerca está de espaldas a mi, y no me ve venir ni me siente hasta que le clavo un palmo de acero en el hígado.

- Puta, me cago en...- gime el primero.

- ¡Qué coño!

Cargo contra el segundo, pero una luz me ciega, y luego un sonido que mata el silencio de la noche, acompañado de una punzada de dolor en mi brazo. El cabronazo tenía una pistola.

Gracias a dios que la mujer, aprovechando la distracción, le soltó un codazo en la cara al pistolero y viendo que dejaba caer la pistola se la arrebató.

-¡Largo de aquí, basura! Si no quieres que te abra un tercer ojo en la frente.

El primero estaba malherido, y yo también. El pistolero recoge a su camarada y se marcha dando tumbos. Joder como duele.

-Hay que largarse- dice la mujer, con una voz acongojada. - Joder te han herido, ¿qué hacemos ahora?

- Mi casa.. está ahí.. - señalé el portal de al lado - vamos.

Y sin una palabra más me ayuda a levantarme, abrimos la puerta del portal y subimos a mi piso.

Joder, ya no tenía frio, y además me había metido en un buen lío.


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Un pequeño relato que llevaba tiempo queriendo escribir, aunque quizás se alargue un poco.

Espero que os guste.

Blacksad



Pedazo de comics, con guion de Juan Díaz Canales y dibujo maravilloso de Juanjo Guarnido.
Una obra maestra del comic, unos dibujos excelentes y que no dejan de asombrar y una historia trepidante que no te deja indiferente.
El cuarto tomo lo sacarón hace unas semanas, pero también están los libros de como se hizo, con ilustraciones y dibujos fantásticos.
Se lo recomiendo a todo el mundo, aunque ya tenga sus añitos el comic lo han reeditado, los tres anteriores. Asi que no perdais la oportunidad de comprarlo, o leerlo.
Un saludo.